domingo, 8 de marzo de 2015

Ni sumisa, ni devota, ni linda, ni loca


En un 8 marzo como hoy, Día Internacional de la Mujer, se observan distintos bandos en las redes sociales. Voy a separar dos de ellos: por un lado, quienes saludan a "las hermosas flores que alegran sus vidas día a día"; por otro, quienes en su intento -con intenciones loables, por cierto- de realmente respetar la libertad y derechos de la mujer, publican frases "progres", como la de arriba: Mujer, ni sumisa, ni devota. Te quiero libre, linda, y loca.

A primera vista, parece tener sentido. Parte de la lucha feminista busca que las mujeres sean ni sumisas ni devotas, sino completamente libres. Con esta frase, quieren demostrar que respetan y anhelan esa libertad para las mujeres.

Sin embargo, hay un problema de fondo. Quizás peco de buscar la quinta pata al gato, pero la famosa frase me parece terriblemente machista. Y del tipo de machismo más peligroso: el invisible, el que está tan arraigado en nosotros, que lo pasamos por alto.

En "El segundo sexo", Simone de Beauvoir plantea que la mujer ha sido, desde el principio de los tiempos, una construcción del hombre. El hombre ve al mundo como a un mundo de hombres y de otros: siendo el otro, siempre, la mujer. La mujer ha sido construida socialmente para ser siempre lo otro. El hombre construye, trabaja, gana dinero, engendra hijos en una mujer. La mujer ha sido construída en base a lo que el hombre hace. El hombre la ha construído socialmente.

Esta construcción es lo que ha forjado algunos de las mayores exigencias que el machismo presenta a la mujer: ser madre dedicada, ser buena ama de casa, ser una esposa atenta, una abuela cariñosa. Ser callada, obedecer al hombre, ser todo lo que es, pero en función de él. Ser sumisa y ser devota. 

¿Y, no estamos haciendo exactamente lo mismo, cuando rematamos con "te quiero libre, linda, y loca"?

En este intento de progresismo, no estamos sino quitando ciertas exigencias para poner otras sobre la mesa. Dejémoslo solo en "te quiero libre". Si ella quiere ser linda, o si quiere ser loca, que decida ella. No pretendo en ningún caso señalar que esto es más grave que un graffiti que diga "Te quiero en la cocina lavando los platos." Sólo quiero expresar que, a mi parecer, aún es exigencia. Aún me están pidiendo a mí, la mujer, lo otro, que cumpla con una descripción, que cumpla con algo que la mujer debería ser. Ya no debería pasarme el día en la cocina, pero si debería ser linda y loca (¿a qué se referirán con loca, por cierto?).

A quienes comparten esta frase, les digo: Mujer, te quiero libre. Libre de ser sumisa, devota, linda, loca, o lo que quieras. Pero, que lo que escojas, haya sido en tus propias facultades, en tu propia libertad.


El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.
-- Simone de Beauvoir


Otra cosa que vi hoy, en mi pasada por las redes sociales, fue una mujer que etiquetaba a todas sus amigas en una imagen, con ilustraciones de varios cuerpos femeninos desnudos. La imagen también decía: "En la diversidad está la perfección." Sin embargo, quien compartió dicha imagen, agregó a su publicación la frase: "Los verdaderos hombres quieren curvas, los perros necesitan huesos". 

Si eso no es una muestra de que aún quedan cómplices del opresor en nuestro bando, en verdad no se qué lo es.

1 comentario:

chamico dijo...

Si eres consciente hoy en día es tu obligación ser peluda, lasciva y tener un parto humanizado (de lo contrario eres la diabla).

La otra vez discutí algo así en una ponencia dentro de un congreso (imagínate lo álgido del tema en una facultad de filosofía y humanidades), porque se aseguraba que si uno no era parte de una manada pansexual y, por el contrario, vivía en pareja heterosexual, prácticamente estaba haciéndole la pega al patriarcado heterocapitalista. Les pregunté ¿entonces si uno vive en pareja bio-hombre/bio-mujer no tiene posibilidad de estar a la vanguardia político-cultural de la época? La pregunta causó risas, y si bien mi intención era ser irónico, me parece una discusión válida, puesto que muchas y muchos lindxs y locxs se arrogan el liderazgo de una batalla contra el status quo y se sitúan en una posición de superioridad moral. Y ahí estoy de acuerdo contigo: micromachismos y microfascismos hacen fiesta en organizaciones políticas y -oh, sobre todo allí- en las redes sociales.