sábado, 24 de octubre de 2015

Controlar lo incontrolable

Es muy extraño cuando uno comienza a conocer su ansiedad, a relacionarla con el deseo de control.

Los últimos días han estado muy nerviosos y ansiosos, no he logrado determinar una razón puntual. Anoche tuve una crisis de pánico. Bastante más ligera que otras que he tenido, es verdad, pero ese peso en el estómago, ese frío que va de la cabeza a los pies, esos tremores fuertes e incontenibles, esas punzadas en el pecho, me son perfectamente conocidos.

Hoy desperté calmada, pero demolida, como suelen ser las mañanas tras aquellas noches. Mientras hacía cosas tan mundanas como ordenar mi pieza antes de ponerme a trabajar, pensé: que ganas de tener todo perfectamente bajo control para trabajar. A mi derecha, una tetera con el té que me gusta, a la temperatura perfecta, y mi taza favorita. A mi izquierda, una botella con agua fría, pero no helada, y una caja de pañuelos, pero no los pañuelos que tengo ahora, sino los pañuelos perfectos, los que me gustan, y a la distancia exacta para no tener que estirar demasiado el brazo cuando necesite uno. A mi lado también mi agenda, por supuesto, y todos mis lápices listos y dispuestos para organizar mi trabajo.

Qué ganas de tener todo perfectamente bajo control.

El pensamiento de esta tarde no fue una crisis pero, definitivamente, ambas cosas tienen el mismo origen.

¿Cuándo entenderé que la vida es lo menos controlable que hay?


1 comentario:

chamico dijo...

oh, no lo había relacionado al control... de a poco se unen los puntos aunque, claro, este dibujo no tiene final.